“Twenty five, twenty one” es una historia de superación personal, segundas oportunidades y primeros amores. Trata de dos jóvenes que están viviendo una de las etapas más emocionantes de sus vidas, en medio de una de las crisis financieras más graves de la historia de Corea del Sur, la de 1998. 

Sus protagonistas son Kim Tae Ri (Mr Sunshine) y Nam Joo Hyuk (Startup, Moon Lovers Scarlet Heart Ryeo).

Desde pequeña, el sueño de Na Hee Do (Kim Tae Ri) ha sido convertirse en una gran esgrimista y disfrutar de ello. No obstante, el equipo de esgrima de su instituto se disuelve debido a la crisis que enfrenta el país y tiene que buscar una nueva forma de conseguir su objetivo.

En el camino se encontrará con Baek Yi Jin. Un joven que ha tenido que dejar sus sueños atrás, por los problemas financieros de su familia.

En una década nostálgica, la de los 90. Ella de 18, él de 22. Su diferencia de edad no será obstáculo para su amistad y para seguir luchando por recuperar los sueños que creían perdidos, encontrándose a sí mismos en un contexto complicado. En el que comenzará una tierna amistad, que poco a poco se irá transformando en algo más.

He tardado más de un año en ver este dorama, porque las críticas del fandom por su final me tiraban para atrás. Pero, después de dar el paso y verla, puedo decir que la historia de Na Hee Do y Baek Yi Jin me ha emocionado. Entiendo que haya personas que no les guste como termina. Sin embargo, es uno de los finales más realistas que he visto en tiempo.

El hecho de que los protagonistas no queden juntos no significa que sea una mala historia. Lo importante es que ambos crecen a través de su primer amor y cómo ambos llegan allí donde anhelan, a pesar de las dificultades de su entorno. Asimismo, cómo a pesar de los años se siguen recordando con afecto y saben que su historia fue importante para poder alcanzar sus sueños.

Esta es una historia personal. Durante mis estudios de producción, mi profesor de lenguaje audiovisual nos pidió desarrollar una historia para un guión. Cuando le entregué la idea escrita, sobre la historia que quería escribir, me llamo a su mesa y me advirtió:

- Vanesa, no puedes matar a tu protagonista. Eso no puede pasar. A los espectadores no les gusta ver ese tipo de finales.

Pero yo tenía muy claro que esa era mi historia y era tal y como la quería escribir. Así que cuando le presenté el guión, no cambié ni un ápice de ella. La desarrollé, sí, pero en el fondo era el mismo final. Me arriesgué al suspenso. Sin embargo, la nota que recibí fue un 10 y una felicitación de mi profesor. Le encantó como desarrolle la historia, su climax y su wrap up. 

Y es que hay finales que a la vista de todos son felices y brillantes. Y hay otros que son realistas y de alguna manera nos hacen crecer y su brillo es más intenso si cabe. Son como el rastro de una estrella fugaz y su historia siempre te acompañará. Como un primer amor, como el de Na Hee Do y Baek Yi Jin. Así es cómo su historia entra en mis favoritas.